sábado, 18 de septiembre de 2010

El poderoso poder antioxidante del arándano



Lic. Cecilia García Schinkel, nutrióloga
Colaboración del Cranberry Marketing Committee

En los últimos años se ha hablado muchísimo de los agentes antioxidantes. Todo el mundo parece saber algo de ellos. Se les atribuyen sus verdaderas características y los beneficios que brindan, pero también se les atribuyen otras propiedades casi milagrosas… y la cosa, por muy discutida, no queda más clara.

Los antioxidantes son un conjunto de sustancias químicas presentes en los alimentos, casi siempre en los tejidos vegetales, que ayudan a combatir o prevenir los daños causados por la oxidación. Entonces lo primero que debemos entender es qué es la oxidación de los tejidos y qué rasgos tiene.

En el ambiente y dentro de nuestro cuerpo se generan agentes oxidantes. Se trata de una serie de sustancias ricas en oxígenos, pero con la característica de que los oxígenos se encuentran en versiones muy reactivas, muy poco estables. Es por esto que los agentes oxidantes también se conocen como especies reactivas del oxígeno o radicales libres. Entre ellos destaca el ozono, el óxido de nitrógeno, las grasas oxidadas (rancias).

Cuando un tejido corporal ya sea externo (como la piel, el cabello o las mucosas que recubren ojos, boca, oídos o garganta) o interno se encuentra con un agente oxidante es susceptible de ser atacado. El efecto de padecer esta oxidación se manifiesta como debilidad y resequedad de dicho tejido. Un tejido oxidado pierde humedad, se vuelve reseco e inflexible. Un tejido oxidado es resquebrajadizo y poco flexible. Esto se manifiesta como “envejecimiento prematuro” en los tejidos visibles pues se vuelven más arrugados, deshidratados, en fin menos lozanos y juveniles.

Otro efecto de la oxidación es la mayor susceptibilidad a las enfermedades infecciosas. Y es que los tejidos debilitados y las membranas resecas y quebradizas no rechazan tan bien los agentes infecciosos como cuando se encuentran flexibles y lozanas. Así son mucho más susceptibles a la entrada de agentes infecciosos: virus, bacterias, hongos o protozoos y tienen una capacidad de recuperación mucho más lenta y mucho menos efectiva.

Finalmente, los agentes oxidantes y su efecto en los tejidos se asocian a las etapas tempranas de algunos tipos de cáncer. Se cree que las células se deterioran en sus procesos reproductivos, perdiendo pedacitos de ADN que se encentran en los extremos de los genes. Así, con cada copia hay una ligera modificación de la información genética y con el paso de los años se pueden presentar las mutaciones celulares que se asocian con los nódulos cancerosos. Recordemos que nuestras células se duplican cada 5 a7 días toda nuestra vida, ¡muchas reproducciones!

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